miércoles, 22 de junio de 2011

Pequeño Noviazgo de fin de mes


 Estar con Ella

Estar con ella es como si la luna no dejara de brillar nunca y esa luz, de ojos de miel de mayo, inundara y desnudara todo lo que soy.
Estar con ella me llenaba el pecho de suspiros y entonces tenía yo que respirar muy de espacio, para que ella no se diera cuenta.
Sentía que de alguna forma había entrado en su vida de manera furtiva y tenía que evitar que ella lo descubriera.
Utilizaba cualquier pretexto para estar a su lado, pasaba el día buscando una mínima excusa para verla y me preocupaba pensar que ella estuviese sospechando algo.

Ella me Ató a la Ternura

Ella sabía de mis andanzas, me conocía más de lo que yo pensaba. Por aquel entonces yo había optado por las miserias del placer superficial.
Como un buen patán, asumí que el mundo estaba a mis pies, a la espera de que yo tomara sus frutos de placer para saciar mi codicia de deseo.

Como un buen patán, terminé solo. 

De mis amigos sólo quedaba el desprecio, de alguna forma fui declarado amenaza pública (lo era) y fui cercado y ejecutado moralmente.

Execrado y señalado, comencé mi exilio en la tristeza.

Su mano movió mi rostro para despertarme de aquella pesadilla, ella no me condenó, pero sus ojos me atravesaban y yo no quería que ella viera en lo que me había convertido. 

Su voz me tranquilizó al oírle decir que no le importaba lo que había hecho, ella no me juzgaba y me tendió su mano.

Cuando por fin pude mirar su rostro, sus ojos actuaron como espejos y pude ver, aterrorizado, en qué me había convertido, no lograba comprender por qué ella seguía allí, por qué la paz de su sonrisa, por qué el consuelo de su voz, por qué el calor de sus manos.

Su presencia me convocó de regreso a la ternura.


Ella me hace respirar el mundo a través de su mirada

Siempre me inquietaba su presencia, de algún modo una parte de mi estaba conectada con ella, de algún modo siempre me enteraba de lo que le ocurría; en qué andaba, de sus tristezas y alegrías, de sus logros y tropiezos, de sus inquietudes y convicciones. 

Siempre una brisa cómplice me traía un poquito de su esencia.

Ella era demasiado auténtica y esa convicción por lo que creía de la vida, me excluía de la suya. Su honestidad y su lealtad la hacían inaccesible a mí.

De alguna forma, dentro de todas mis miserias, yo lograba apreciar su transparencia y su militancia por lo que creía. Para ella no había medias tintas, se entregaba de lleno a lo que creía y esa forma de asumir sus compromisos, era una bofetada para los que la conocíamos y eso siempre le generaba un conflicto con alguien.

Yo celebraba su forma de ser y cuando hacíamos algo juntos lograba respirar el mundo desde su mirada.


De cómo un duende de las sombras y un hada de Luz terminan Juntos.

He aquí a un hombre claro y consiente, que conoce cada historia, la raíz de cada intriga, para él todos estaban condenados y sólo él era puro.

Pero por dentro, las sombras lo estaban carcomiendo, su lado oscuro lo iba envolviendo, en un avance lento y constante. Una sombra avanzaba en su interior: la vanidad y la soberbia lo envolvían, el poder le intoxicaba la mirada, comenzó a cultivar las sombras hasta que estas se volvieron contra él, dejándolo mal herido y abandonado a un lado del camino.

Nadie le tendió la mano; “podría ser contagioso”, “podría ser un truco no hay que fiarse pues se ha convertido en un duende de las sombras y estos son astutos y manipuladores”.

Él eligió tal destino y si algo había aprendido de todo cuanto había pasado, es que debía asumir la responsabilidad de haber actuado de esa forma, por lo tanto aceptó su destierro en las sombras.

Pero había alguien que no pensaba de esta forma, era ella. Si alguien tenía derecho a condenarlo era ella, pero esa no fue su elección.

Ella cree en la capacidad de las personas para rectificar, ella sabe que nadie es absolutamente malo ni bueno. Ella decidió creer en su parte buena y la tendió un rayo de luz, en el momento en que él más lo necesitaba, desde entonces él combate sus sombras y aunque no es nada sencillo, les asombraría saber cuántas batallas ha ganado.


Prófugo de la prisión de sombras

Muchas personas cuestionaron que el Hada de Luz hubiera contribuido a la fuga de aquel duende. “No ha sufrido lo suficiente”: decían algunos. “No ha aprendido la lección”: decían otros. “No ha cumplido su condena, no debe tener contacto con la alegría”.

El duende los observaba desde lejos: quienes antes le querían, ahora conformaban el comité que lo juzga, lo condena y quería su ejecución (no sin cierta razón), pero a él le recordaban a sí mismo, cuando al igual que ellos condenaba y perseguía a quienes caían en las sombras.

“Ojala que no les pase lo mismo que a mí, que por andar condenando las miserias de los demás, no me preocupé por combatir las mías”.

Decía el duende al ver como enfilan sus baterías hacia él.
El duende sabía que sólo él podría absolverse y que esa absolución sólo se lograba sólo desde una nueva práctica ante la vida, por ahora seguiría siendo un prófugo.


Ella me libera con cada sonrisa

Mi única preocupación es poder mirarla a los ojos y no defraudarla, mi única preocupación es no hacer nada para herirla, mi único compromiso es cultivar las cosas buenas que hay en mí, para ofrecerle una cosecha de alegría. No siempre lo logro, pero sé que cuento con su paciencia y con su amor.

Ella es mi amiga, mi compañera, ella es  mucho más fuerte que yo, pero mucho más humilde. Si en verdad se cree en una nueva sociedad, se debe comenzar por la persona que uno ama.

Y yo la amo a ella y a través de ella al mundo.

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