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El Caballero de la Noble Verdura
El Caballero de la Noble Verdura
En una Venezuela post-Apocalíptica (post-rentista, quise decir) de cuyo gobierno no quiero acordarme, sucedió la presente historia que ahora paso a relatarles:
Nuestro personaje principal, podríamos decir que pertenecía al
estrato C, siendo el más alto el A y el E el más paupérrimo.
Trabajaba para el MalGobierno en una de las empresas más importantes
de aquellos tiempos.
Junto a su pareja y a un par de hijos, vivía preocupado por que
(“así como iban las cosas”) un día el salario que le
depositaban en su cuenta bancaria, a la que sólo podía acceder por
Internet, ya no le serviría para adquirir bienes y servicios, o peor
aún; ni siquiera le serviría para conseguir comida; esa era su
mayor pesadilla.
Pero resulta que en aquella Venezuela post-Apocalíptica, las
pesadillas estaban a la orden del día, y fue así como nuestro
personaje, se ganó la lotería de los malos sueños y obtuvo la
pesadilla que tanto quería (evitar).
Encendió su computadora y quiso conectarse a Internet, no lo logró;
la plataforma estaba caída. Pero había que insistir pues era
necesario hacer unas transferencias entre las cuentas bancarias, para
poder diponer de los fondos suficientes para comprar los alimentos de
esa semana.
Tenía ya tres días sin ir al trabajo, intentando conectarse a
Internet para poder tener acceso a sus fondos y poder comprar comida,
pero no lo lograba. Y el impacto que esto tuvo en su, ya muy afectado
sistema nervioso, le hizo ir perdiendo poco a poco el sentido de la
realidad y comenzó a creer que existía alguna entidad superior a
él, que deseaba su mal.
Agotados estaban los créditos con todas las bodegas cercanas, a las
que no podía transferirle los pagos ya que no lograba acceder a
Internet (y esa ya era la excusa de todo el mundo). Pero dios concede
el acceso a la perseverancia y fue así como nuestro personaje logró
entrar a Internet y realizar los primeros 120 intentos para entrar a
la página de su banco; contando apagones, bajones de luz y otras
especies, nuestro luchador tardó solo cuatro días en entrar a la
página de su banco.
Su primera reacción fue reírse de haber creído en que un ente
superior a él, le estuviese deseando y haciendo el mal.
Jejeje… Rió internamente por haber creído semejante ridiculéz.
Todas sus cuentas estaban ahora en cero, pero ya no tenía deudas.
Podía de nuevo solicitar crédito si se presentaba alguna que otra
contingencia, pero ahora estaba tranquilo; sólo tenia que imprimir
los comprobantes de las tranferencias y entregarlos en las distintas
bodegas a las que les debía.
Pero cuando consignó los comprobantes, las bodegas exigieron que por
la cantidad de tiempo que había pasado, nuestro personaje debía
pagar según los precios actuales o sino no le darían más crédito.
Pero ¿habría pasado tanto tiempo como para que todo hubiera
aumentado tanto? Se preguntó incrédulo nuestro personaje. La
respuesta lo aturdió y lo llenó de angustia; no por todo el tiempo
y el esfuerzo que había tenido que invertir en hacer los pagos en
linea, sino porque había perdido la noción del tiempo, al punto que
había olvidado ir al trabajo por 50 días consecutivos (por eso era
la reunión misteriosa a la que le habían convocado por correo
electrónico y que no había podido ver hasta hace unos días).
Sintió un alivio puesto que aún podía contar con su salario de ese
mes, pero la empresa le había suspendido los pagos hasta ver los
resultados de una supuesta reunión a la que él no pudo asistir,
porque, en principio, no pudo leer a tiempo el correo donde era
convocado.
Intentó desesperadamente entrar a Internet, su respiración
aumentaba; era como un vertigo, una angustia ligada con la
sensación de pánico de cuando uno está apunto de liberar los
esfínteres porque ha perdido el control total.
Logró entrar en Internet (la angustia sólo fue un mal aire; mucha
caraota) e incluso logró entrar a la página de su banco e incluso
llegó a entrar a su cuenta y la interfaz, en un despliegue de
eficiencia le daba con diligencia todos los datos que él pedía (es
una fija; cuando no tienes nada en la cuenta la interfaz te da el
saldo, incluso antes de que presiones enter).
Nada, no tenía nada; ni dinero ni comida. Una carcajada comenzó a
crecer de la nada; era como si alguien estuviera escribiendo su
historia y le hubiera dado mucha risa, lo “frito” que había
quedado. Era la risa incontenible, de una entidad que estaba más
allá, que lo trascendía y que alguna influencia nefasta tenía
sobre él.
Se cuenta sobre nuestro personaje, que tuvo un colapso frente a la
pantalla de su computadora y que cayó tendido y convulso gritando:
¿De qué te ries? ¿Quién es ese que se rie? Y luego sólo perdió
el conocimiento.
Dicen que al despertar, hablaba con un amigo imaginario al que
llamaba Sancocho Panza y él se hacía llamar “el caballero de la
Noble Verdura” y su causa sería de ahora y para siempre, evitar
que el Malvado Mago Pudridor se robara la comida que aún estaba en
buen estado y podía ser rescatada para vivir, en una rica comida que
lo alegrase a él y a su familia.
Fue de esa forma como, armado de un saco y un machete, marchó al
Mercado Municipal a luchar contra el Malvado Mago Pudridor, a quien
nuestro Errante (vagar equivocado) Caballero, también culpaba de
haberle saboteado el acceso a internet para que lo perdiera todo y,
según nuestro personaje, este Mago Pudridor era el jefe de todo el
Malgobierno y tenía a toda la población embrujada con una cantaleta
mágica, para que la gente sólo pensara que, con el Malvado Mago
Pudridor podrían estar protegidos de los otros Magos Chupasangre, y
era así como no buscaban la forma de resolver su situación.
Lo primero era saber dónde atacaría el Malvado Pudridor y como era
obvio, debería ser donde el hedor estuviera más fuerte: los
vendedores de pescado.
Fue hasta allí con gran celeridad; no sólo se trataba de evitar que
la mayor cantidad de comida cayera en las manos del Mago Pudridor,
era necesario también arrebatarle las que ya estaban en sus manos.
Poco a poco fueron mejorando sus técnicas y estrategias. Por
ejemplo: ya sabía que todo lo rescatado debería estar asociado a
cocinar una comida, es decir: el plan de batalla era un menú (casi
siempre Sopa de pescado y en contados casos, sopa de pata de pollo
(sólo después de alguna épica batalla).
Sancocho Panza era su gran asesor; le decía qué verdura debía
recoger de la basura y qué aliño aún podía ser rescatado de los
dehechos, tenía un gran ojo para detectar el pescado menos dañado y
era un verdadero esperto en el arte de rescatar patas de pollo.
Su cruzada pronto tuvo seguidores, pues junto a su socio Sancocho
Panza, hacían los hervidos más apetitosos del mercado, con los
cuales combatían al Malvado Mago Pudridor, ya que tenían un arma
secreta: él le agregaba PIRA al harvido para que junto al fósforo
de la sardina u otro pescado, encendiese las conciencias de quienes
iban por un poco de su hervido.
Al principios los vieron como indigentes que comían de la basura,
pero pronto se dieron cuenta que el Malvado Mago Pudridor y los Magos
Chupasangre sí existían y que, poco a poco, o se dejaban chupar la
sangre o todo se iba a podrir.
La lucha contra el Malvado Pudridor se estaba diversificando; ya no
sólo se trataba de sobrevivir, ahora, dentro de las filas de nuestro
personaje, fue llegando gente que además de recoger, también sabían
sembrar, por lo que ahora se organizaron en tres grupos: los que
recogen, los que preparan y los que producen. La meta era cambiar
este orden, de modo que los que producen sean los primeros del
proceso.
Pero el Malvado Mago Pudridor y sus secuases los Magos Chupasangre,
no se daban por vencidos e inventaron un torneo electoral para
distraer a las gentes, de los avances del Caballero de la Noble
Verdura y su fiel compañero, Sancocho Panza.
En todas las pantallas y en todos los carteles sólo se podían ver a
los campeones que el MalGobierno o los Chupasangre querían que ellos
quisieran.
Nuestro heroe se reunió con toda su gente y decidieron participar en
aquel torneo, pero no fueron aceptados porque no cumplían con los
reglamentos establecidos por el Malgobierno y los Chupasangre.
Entonces haremos nuestro propio torneo, dijo nuestro personaje, ante
la perplejidad de quienes le rodeaban. Además de él, sólo Sancocho
creía que era posible.
El torneo se trataba, de establecer cómo debemos organizarnos para
conquistar un nivel mínimo (por ahora) de bienestar y luego irlo
aumentando y mejorando. Y de seleccionar a quienes deben conducirnos
a esos rumbos.
Nuestro Caballero propuso La Asamblea como el espacio de encuentro
intercomplementario de intercambio de saberes y experiencias, pero de
inmediato los demás se negaron, puesto que las asambleas siempre son
un desastre porque todo el mundo quiere hablar al mismo tiempo. Así
que hagamos con los que siempre estamos aquí, una directiva que
establezca y seleccione y así nos ahorramos todo el esfuerzo de ir:
pasillo por pasillo del mercado viendo quién quiere participar,
teniendo que estar dando exĺicaciones sobre la necesidad de hacer
micro asambleas o asambleas de escalas inmediatas, es decir asambleas
que involucren sólo al entorno inmediato del participante, de modo
que se sienta lo suficientemente seguro y conocedor de lo que le
rodea, lo cual le oriente y le estimule bastante, a la hora de
abordar un diagnóstico de su entorno inmediato.
Inscribiéndonos en un enfoque ascendente se propone que en los
distintos ejes de trabajo que se establecieron para hacer el
diagnóstico de entorno inmediato, se elijan vocerías, de modo que,
a travéz de la articulación de los distintos voceros, los distintos
grupos de trabajo podrán intercomplementarse en la realización de
sus acciones y tareas.
Cada grupo de trabajo, tanto por área, como por escala, debe partir
de una vocación de articulación, que se dé a travéz de los
procesos de integración y comunicación de sus distintas instacias
en función del logro de un determinado objetivo. Por ejemplo: veamos
una comunidad que está distribuida en una calle, que a su vez tiene
cuatro callejones, los que a su vez tienen dos escaleras. Tomemos que
el entorno inmediato son las escaleras, lo cual establecería que en
una calle con 4 callejones y 2 escaleras por callejón, se deberían
hacer 8 asambleas para abarcar el entorno inmediato de cada callejón,
es decir dos escaleras. Supongamos que en cada una de esas 8
asambleas establecieron 5 ejes de trabajo en áreas como producción,
infraestructura y vivienda, tecnología popular, comunicación y
organización. Lo cual establecería que si se elige a un vocero por
cada eje de trabajo tendremos a 5 voceros por escalera, 10 voceros
por Callejón y 40 voceros por toda la calle. Si a su vez se
establece que la vocería debe rotarse entre los integrantes de los
distintos ejes de trabajo, se estarán creando las condiciones para que
se dé una sinapsis entre los integrantes de cada eje de trabajo, en
el área que sea requerida, por ejemplo: una asamblea de todos los
voceros de producción de la calle e incluso el abordaje colegiado e
intercomplementario de los distintos asuntos que haya que resolver.
Es un enfoque de conformación ascendente pero de comportamiento
transdimencional, intercomplementario y multidireccional, en
síntesis: Integral.
Todos se quedaron mirándole fijamente, no sabían si en verdad
estaba loco o si recibía influencia de algún mago desconocido, pero
tal vez bueno.
Establecieron que el mercado tenía 4 sectores y que a su vez estos
sectores estaban divididos 3 subsectores y estos en 8 pasillos cada
uno.
Eligieron comenzar por el sector 4 (donde estaban las vendedoras de
pescado).
Cuando ya tenían casí dos sectores del mercado organizados por
asambleas que regulaban los distintos procesos que allí se daban,
aparecieron los secuaces del Malvado Mago Pudridor y les ordenaron
que eliminaran aquel torneo ya que era ilegal y contrario a lo que
había establecido el Gran Mago Pudridor.
Un grito colectivo hizo huir a aquellos esbirros y la risa y la
satisfacción se apoderaron de todos los que allí estaban, pero la
voz de nuestro heroe los hizo volver a la realidad: debemos organizar
la defensa de lo que hemos logrado hasta ahora, el Malvado Mago
Pudridor no nos va a perdonar nuestra Desobediencia y de seguro nos
va a enviar más esbirros para doblegarnos y terminar con nuestro
torneo, sólo por el hecho que nuestro torneo en mejor que el de Él.
Nuestro personaje se armó con su machete y se colocó el saco en la
espalda, se colocó conchas de coco seco en los hombros, las rodillas
y la cabeza, su brazo desarmado lo protegió con un protector de
ventilador.
Había rumores que la fuerzas del Malvado Pudridor se estaban
acercando. Lo más probable es que primero nos rodeen y luego si no
nos rendimos, vayan estrechando el cerco hasta hacernos rendir o
eleminarnos, dijo nuestro Caballero a todos sus compañeros.
Las acciones comenzaron por el sector norte: el primer batallon de
toberos de sardinas, vertieron sobre las fuerzas de asalto, toda la
pudrición que en sus tobos había. El enemigo se retiró y la
barrera de pestilencia que se hizo, creó una defensa natural, por lo
que había que concentrarse en defender otro sector.
Lograron abrir una brecha por el sector Este y hubo que replegarse hacia la
charcutería donde las defensas eran más sólidas.
Al final del día, sólo quedaba un pequeño grupo resistiendo, a los
que nuestro heroe les pidió que se retiraran, y ante la
intransigencia de nuestro personaje, quienes le acompañaban, se
retiraron de mala gana.
Comenzaron las últimas acciones; nuestro heroe ya sin machete y sin
saco, se disponía a lanzarse sobre un grupo de enemigos con la
esperanza de que, con su caída, eliminaria por lo menos a dos de
ellos.
Una voz conocida se comenzó a colar por sus oidos, era como una
caricia sonora que hacía tiempo no escuchaba. Pero nuestro heroe
conocía las artimañas del Malvado Mago Pudridor y temía que
aquella voz tan hermosa, fuera una trampa más de Pudridor, así que
tomó impulso y… ¡Mira chico que te bajes de ahí…! Un grito
desgarrador lo paralizó en el acto… era su mujer no había duda
(no ningún Mago Pudridor gritaba así) poco a ṕoco fue recuperando
una extraña memoria.
Se siguió oyendo a aquella vóz decir: no le haga nada señor agente
mire que él está tomando medicinas y hace como un mes se escapó de
la casa, porque no le conseguíamos la medicina y lo hemos estado
bucascando todo este tiempo. Deje que yo me encargo…
Mi amor (siguió aquella voz, hermosa pero agotada) Vamos para la
casa; ya conseguí tu medicina y tu jefe llamó y dijo que si te
afeitas y te bañas puedes volver al trabajo y te depositaron un
bono…
Nuestro Caballero se volteo hacia Sancocho y le preguntó: ¿Entoces
Sancocho, morimos aquí o pasamos a la clandestinidad?, Sancocho
prefirió continuar la lucha (pero en la clandestinidad).
Y fue así como en ciertas partes del Mercado Municipal hay sectores
en donde las cosas funcionan muy bien y nadie logra explicarse por
qué y nuestro heroe ya no depende del salario, ni del banco para
producir los alimentos que necesita y, sobre todo, sabe que ese es el
camino para vencer al Malvado Mago Pudridor sin tener que entregarse
a los Magos Chupasangre.
NIF