martes, 14 de noviembre de 2017

Crónicas de la Venezuela Post-Rentista




I

El Caballero de la Noble Verdura


En una Venezuela post-Apocalíptica (post-rentista, quise decir) de cuyo gobierno no quiero acordarme, sucedió la presente historia que ahora paso a relatarles:

Nuestro personaje principal, podríamos decir que pertenecía al estrato C, siendo el más alto el A y el E el más paupérrimo. Trabajaba para el MalGobierno en una de las empresas más importantes de aquellos tiempos.
Junto a su pareja y a un par de hijos, vivía preocupado por que (“así como iban las cosas”) un día el salario que le depositaban en su cuenta bancaria, a la que sólo podía acceder por Internet, ya no le serviría para adquirir bienes y servicios, o peor aún; ni siquiera le serviría para conseguir comida; esa era su mayor pesadilla.

Pero resulta que en aquella Venezuela post-Apocalíptica, las pesadillas estaban a la orden del día, y fue así como nuestro personaje, se ganó la lotería de los malos sueños y obtuvo la pesadilla que tanto quería (evitar).
Encendió su computadora y quiso conectarse a Internet, no lo logró; la plataforma estaba caída. Pero había que insistir pues era necesario hacer unas transferencias entre las cuentas bancarias, para poder diponer de los fondos suficientes para comprar los alimentos de esa semana.

Tenía ya tres días sin ir al trabajo, intentando conectarse a Internet para poder tener acceso a sus fondos y poder comprar comida, pero no lo lograba. Y el impacto que esto tuvo en su, ya muy afectado sistema nervioso, le hizo ir perdiendo poco a poco el sentido de la realidad y comenzó a creer que existía alguna entidad superior a él, que deseaba su mal.

Agotados estaban los créditos con todas las bodegas cercanas, a las que no podía transferirle los pagos ya que no lograba acceder a Internet (y esa ya era la excusa de todo el mundo). Pero dios concede el acceso a la perseverancia y fue así como nuestro personaje logró entrar a Internet y realizar los primeros 120 intentos para entrar a la página de su banco; contando apagones, bajones de luz y otras especies, nuestro luchador tardó solo cuatro días en entrar a la página de su banco.
Su primera reacción fue reírse de haber creído en que un ente superior a él, le estuviese deseando y haciendo el mal.
Jejeje… Rió internamente por haber creído semejante ridiculéz.

Todas sus cuentas estaban ahora en cero, pero ya no tenía deudas. Podía de nuevo solicitar crédito si se presentaba alguna que otra contingencia, pero ahora estaba tranquilo; sólo tenia que imprimir los comprobantes de las tranferencias y entregarlos en las distintas bodegas a las que les debía.

Pero cuando consignó los comprobantes, las bodegas exigieron que por la cantidad de tiempo que había pasado, nuestro personaje debía pagar según los precios actuales o sino no le darían más crédito. Pero ¿habría pasado tanto tiempo como para que todo hubiera aumentado tanto? Se preguntó incrédulo nuestro personaje. La respuesta lo aturdió y lo llenó de angustia; no por todo el tiempo y el esfuerzo que había tenido que invertir en hacer los pagos en linea, sino porque había perdido la noción del tiempo, al punto que había olvidado ir al trabajo por 50 días consecutivos (por eso era la reunión misteriosa a la que le habían convocado por correo electrónico y que no había podido ver hasta hace unos días).
Sintió un alivio puesto que aún podía contar con su salario de ese mes, pero la empresa le había suspendido los pagos hasta ver los resultados de una supuesta reunión a la que él no pudo asistir, porque, en principio, no pudo leer a tiempo el correo donde era convocado.
Intentó desesperadamente entrar a Internet, su respiración aumentaba; era como un vertigo, una angustia ligada con la sensación de pánico de cuando uno está apunto de liberar los esfínteres porque ha perdido el control total.
Logró entrar en Internet (la angustia sólo fue un mal aire; mucha caraota) e incluso logró entrar a la página de su banco e incluso llegó a entrar a su cuenta y la interfaz, en un despliegue de eficiencia le daba con diligencia todos los datos que él pedía (es una fija; cuando no tienes nada en la cuenta la interfaz te da el saldo, incluso antes de que presiones enter).
Nada, no tenía nada; ni dinero ni comida. Una carcajada comenzó a crecer de la nada; era como si alguien estuviera escribiendo su historia y le hubiera dado mucha risa, lo “frito” que había quedado. Era la risa incontenible, de una entidad que estaba más allá, que lo trascendía y que alguna influencia nefasta tenía sobre él.
Se cuenta sobre nuestro personaje, que tuvo un colapso frente a la pantalla de su computadora y que cayó tendido y convulso gritando: ¿De qué te ries? ¿Quién es ese que se rie? Y luego sólo perdió el conocimiento.
Dicen que al despertar, hablaba con un amigo imaginario al que llamaba Sancocho Panza y él se hacía llamar “el caballero de la Noble Verdura” y su causa sería de ahora y para siempre, evitar que el Malvado Mago Pudridor se robara la comida que aún estaba en buen estado y podía ser rescatada para vivir, en una rica comida que lo alegrase a él y a su familia.

Fue de esa forma como, armado de un saco y un machete, marchó al Mercado Municipal a luchar contra el Malvado Mago Pudridor, a quien nuestro Errante (vagar equivocado) Caballero, también culpaba de haberle saboteado el acceso a internet para que lo perdiera todo y, según nuestro personaje, este Mago Pudridor era el jefe de todo el Malgobierno y tenía a toda la población embrujada con una cantaleta mágica, para que la gente sólo pensara que, con el Malvado Mago Pudridor podrían estar protegidos de los otros Magos Chupasangre, y era así como no buscaban la forma de resolver su situación.

Lo primero era saber dónde atacaría el Malvado Pudridor y como era obvio, debería ser donde el hedor estuviera más fuerte: los vendedores de pescado.
Fue hasta allí con gran celeridad; no sólo se trataba de evitar que la mayor cantidad de comida cayera en las manos del Mago Pudridor, era necesario también arrebatarle las que ya estaban en sus manos.

Poco a poco fueron mejorando sus técnicas y estrategias. Por ejemplo: ya sabía que todo lo rescatado debería estar asociado a cocinar una comida, es decir: el plan de batalla era un menú (casi siempre Sopa de pescado y en contados casos, sopa de pata de pollo (sólo después de alguna épica batalla).
Sancocho Panza era su gran asesor; le decía qué verdura debía recoger de la basura y qué aliño aún podía ser rescatado de los dehechos, tenía un gran ojo para detectar el pescado menos dañado y era un verdadero esperto en el arte de rescatar patas de pollo.

Su cruzada pronto tuvo seguidores, pues junto a su socio Sancocho Panza, hacían los hervidos más apetitosos del mercado, con los cuales combatían al Malvado Mago Pudridor, ya que tenían un arma secreta: él le agregaba PIRA al harvido para que junto al fósforo de la sardina u otro pescado, encendiese las conciencias de quienes iban por un poco de su hervido.
Al principios los vieron como indigentes que comían de la basura, pero pronto se dieron cuenta que el Malvado Mago Pudridor y los Magos Chupasangre sí existían y que, poco a poco, o se dejaban chupar la sangre o todo se iba a podrir.

La lucha contra el Malvado Pudridor se estaba diversificando; ya no sólo se trataba de sobrevivir, ahora, dentro de las filas de nuestro personaje, fue llegando gente que además de recoger, también sabían sembrar, por lo que ahora se organizaron en tres grupos: los que recogen, los que preparan y los que producen. La meta era cambiar este orden, de modo que los que producen sean los primeros del proceso.

Pero el Malvado Mago Pudridor y sus secuases los Magos Chupasangre, no se daban por vencidos e inventaron un torneo electoral para distraer a las gentes, de los avances del Caballero de la Noble Verdura y su fiel compañero, Sancocho Panza.
En todas las pantallas y en todos los carteles sólo se podían ver a los campeones que el MalGobierno o los Chupasangre querían que ellos quisieran.
Nuestro heroe se reunió con toda su gente y decidieron participar en aquel torneo, pero no fueron aceptados porque no cumplían con los reglamentos establecidos por el Malgobierno y los Chupasangre.
Entonces haremos nuestro propio torneo, dijo nuestro personaje, ante la perplejidad de quienes le rodeaban. Además de él, sólo Sancocho creía que era posible.
El torneo se trataba, de establecer cómo debemos organizarnos para conquistar un nivel mínimo (por ahora) de bienestar y luego irlo aumentando y mejorando. Y de seleccionar a quienes deben conducirnos a esos rumbos.
Nuestro Caballero propuso La Asamblea como el espacio de encuentro intercomplementario de intercambio de saberes y experiencias, pero de inmediato los demás se negaron, puesto que las asambleas siempre son un desastre porque todo el mundo quiere hablar al mismo tiempo. Así que hagamos con los que siempre estamos aquí, una directiva que establezca y seleccione y así nos ahorramos todo el esfuerzo de ir: pasillo por pasillo del mercado viendo quién quiere participar, teniendo que estar dando exĺicaciones sobre la necesidad de hacer micro asambleas o asambleas de escalas inmediatas, es decir asambleas que involucren sólo al entorno inmediato del participante, de modo que se sienta lo suficientemente seguro y conocedor de lo que le rodea, lo cual le oriente y le estimule bastante, a la hora de abordar un diagnóstico de su entorno inmediato.
Inscribiéndonos en un enfoque ascendente se propone que en los distintos ejes de trabajo que se establecieron para hacer el diagnóstico de entorno inmediato, se elijan vocerías, de modo que, a travéz de la articulación de los distintos voceros, los distintos grupos de trabajo podrán intercomplementarse en la realización de sus acciones y tareas.
Cada grupo de trabajo, tanto por área, como por escala, debe partir de una vocación de articulación, que se dé a travéz de los procesos de integración y comunicación de sus distintas instacias en función del logro de un determinado objetivo. Por ejemplo: veamos una comunidad que está distribuida en una calle, que a su vez tiene cuatro callejones, los que a su vez tienen dos escaleras. Tomemos que el entorno inmediato son las escaleras, lo cual establecería que en una calle con 4 callejones y 2 escaleras por callejón, se deberían hacer 8 asambleas para abarcar el entorno inmediato de cada callejón, es decir dos escaleras. Supongamos que en cada una de esas 8 asambleas establecieron 5 ejes de trabajo en áreas como producción, infraestructura y vivienda, tecnología popular, comunicación y organización. Lo cual establecería que si se elige a un vocero por cada eje de trabajo tendremos a 5 voceros por escalera, 10 voceros por Callejón y 40 voceros por toda la calle. Si a su vez se establece que la vocería debe rotarse entre los integrantes de los distintos ejes de trabajo, se estarán creando las condiciones para que se dé una sinapsis entre los integrantes de cada eje de trabajo, en el área que sea requerida, por ejemplo: una asamblea de todos los voceros de producción de la calle e incluso el abordaje colegiado e intercomplementario de los distintos asuntos que haya que resolver.
Es un enfoque de conformación ascendente pero de comportamiento transdimencional, intercomplementario y multidireccional, en síntesis: Integral.
Todos se quedaron mirándole fijamente, no sabían si en verdad estaba loco o si recibía influencia de algún mago desconocido, pero tal vez bueno.
Establecieron que el mercado tenía 4 sectores y que a su vez estos sectores estaban divididos 3 subsectores y estos en 8 pasillos cada uno.
Eligieron comenzar por el sector 4 (donde estaban las vendedoras de pescado).

Cuando ya tenían casí dos sectores del mercado organizados por asambleas que regulaban los distintos procesos que allí se daban, aparecieron los secuaces del Malvado Mago Pudridor y les ordenaron que eliminaran aquel torneo ya que era ilegal y contrario a lo que había establecido el Gran Mago Pudridor.
Un grito colectivo hizo huir a aquellos esbirros y la risa y la satisfacción se apoderaron de todos los que allí estaban, pero la voz de nuestro heroe los hizo volver a la realidad: debemos organizar la defensa de lo que hemos logrado hasta ahora, el Malvado Mago Pudridor no nos va a perdonar nuestra Desobediencia y de seguro nos va a enviar más esbirros para doblegarnos y terminar con nuestro torneo, sólo por el hecho que nuestro torneo en mejor que el de Él.
Nuestro personaje se armó con su machete y se colocó el saco en la espalda, se colocó conchas de coco seco en los hombros, las rodillas y la cabeza, su brazo desarmado lo protegió con un protector de ventilador.
Había rumores que la fuerzas del Malvado Pudridor se estaban acercando. Lo más probable es que primero nos rodeen y luego si no nos rendimos, vayan estrechando el cerco hasta hacernos rendir o eleminarnos, dijo nuestro Caballero a todos sus compañeros.
Las acciones comenzaron por el sector norte: el primer batallon de toberos de sardinas, vertieron sobre las fuerzas de asalto, toda la pudrición que en sus tobos había. El enemigo se retiró y la barrera de pestilencia que se hizo, creó una defensa natural, por lo que había que concentrarse en defender otro sector.
Lograron abrir una brecha por el sector Este y hubo que replegarse hacia la charcutería donde las defensas eran más sólidas.
Al final del día, sólo quedaba un pequeño grupo resistiendo, a los que nuestro heroe les pidió que se retiraran, y ante la intransigencia de nuestro personaje, quienes le acompañaban, se retiraron de mala gana.
Comenzaron las últimas acciones; nuestro heroe ya sin machete y sin saco, se disponía a lanzarse sobre un grupo de enemigos con la esperanza de que, con su caída, eliminaria por lo menos a dos de ellos.

Una voz conocida se comenzó a colar por sus oidos, era como una caricia sonora que hacía tiempo no escuchaba. Pero nuestro heroe conocía las artimañas del Malvado Mago Pudridor y temía que aquella voz tan hermosa, fuera una trampa más de Pudridor, así que tomó impulso y… ¡Mira chico que te bajes de ahí…! Un grito desgarrador lo paralizó en el acto… era su mujer no había duda (no ningún Mago Pudridor gritaba así) poco a ṕoco fue recuperando una extraña memoria.
Se siguió oyendo a aquella vóz decir: no le haga nada señor agente mire que él está tomando medicinas y hace como un mes se escapó de la casa, porque no le conseguíamos la medicina y lo hemos estado bucascando todo este tiempo. Deje que yo me encargo…
Mi amor (siguió aquella voz, hermosa pero agotada) Vamos para la casa; ya conseguí tu medicina y tu jefe llamó y dijo que si te afeitas y te bañas puedes volver al trabajo y te depositaron un bono…

Nuestro Caballero se volteo hacia Sancocho y le preguntó: ¿Entoces Sancocho, morimos aquí o pasamos a la clandestinidad?, Sancocho prefirió continuar la lucha (pero en la clandestinidad).

Y fue así como en ciertas partes del Mercado Municipal hay sectores en donde las cosas funcionan muy bien y nadie logra explicarse por qué y nuestro heroe ya no depende del salario, ni del banco para producir los alimentos que necesita y, sobre todo, sabe que ese es el camino para vencer al Malvado Mago Pudridor sin tener que entregarse a los Magos Chupasangre.

NIF


jueves, 2 de noviembre de 2017



Tú y Yo
(Dedicado a una foto que vi en faceboock)



Y qué era el amor si no eso… Una necesidad permanente de sentir la felicidad del otro… Su Alegría; esa sonrisa que causaba un vértigo entre el pecho y el abdomen, para que luego una sensación de sosiego te embargara, como una cálida colcha en un día nublado. 

Ella: Me condenó desde un principio; optó por ver sólo el deseo y no la pasión porque, para mí lo es todo: ternura, lealtad, romance, aprecio, respeto, placer y paz, la pasión lo es todo. Pero Ella sólo quiso ver el deseo, y aunque para mí, el deseo me identifica, no me determina. Ella sólo quiso ver Deseo…

Aun así lo viví y se lo hice vivir (ese amor que por ella sentía y el que, en un muy mal momento ella aceptó que existía). La verdadera satisfacción de que alguien disfrute de lo más real de tu esencia y que sea eso lo que realmente importe, primero desde ti hacia ti y después desde cada uno de nosotros hacia el otro. 

Pero eso nunca fue posible, del todo, para mí, a mí me bastaba con verla; yo era feliz y me importaba muy poco el asunto de la autorealización , ya que aún no terminaba de reconocerme; demasiados miedos inoculados, demasiada información toxica y equivocada; patrones culturales que niegan la empatía (¿y como carajos se ama sin empatía?). Estaba frito, pero aun así, me las arreglé para que Ella sintiera el amor que le tenía.

Pero un día, sólo me cansé; comenzó a no tener sentido estar haciendo todo aquello y me alejé (sólo un poco) Y ese justo momento, en que había mandado todo al mismísimo infierno, Ella vino y me preguntó por mí. ¿La respuesta? ¿Qué fue lo que le respondí? Eso es justo lo que me tiene escribiendo esto: Ella fue incluida en el envío exprés de "toda vaina al infierno"; creencias, convicciones, incluso sueños. 

Pero uno nunca puede desprenderse de la música de Silvio y Ella estaba en un buen número de canciones que yo nunca iba a dejar de escuchar y tal vez sea eso también lo que me tenga escribiendo esto.

Uno nunca debe desprenderse de los amores amados; ellos son la memoria latente de lo que en verdad debería definirnos: Nuestra capacidad para sentir la felicidad del otro (Y en mi caso incluso: la alegría, sólo, de verte).