miércoles, 15 de febrero de 2012

BOB



Estar aquí es como estar en un monasterio, con todo ese silencio que solo interrumpe el ruido del viento chocando con los árboles y el follaje.

 El día que llegué, fui enviado a una habitación que pareció haber estado ocupada por alguien que nunca quiso abarcar la verdadera dimensión de su propio espacio; todo estaba dispuesto de una manera tal, que hacía sentir que no se merecía el derecho ocupar sino la más mínima porción de espacio posible, sin que importara la necesidad vital de su espacio propio.

Recordé que había ido a ese lugar con la firme decisión de hallar la respuesta a una pregunta que me ha estado atormentando a través de toda mi vida: ¿Quién, en realidad, era yo?
Y como no estaba tan perdido con las respuestas que últimamente, me había estado dando, inmediatamente reordené todo aquello, de modo que me permitiese sentirme en un lugar acogedor, agradable y fresco.

Sabía que mi misión era esa: Convertir todo aquel lugar en un espacio acogedor, agradable y fresco, sólo así podría descubrir quién en realidad era yo.

Lo que más me asustaba era aquel lugar oscuro, húmedo y maloliente, como una celda. Al que tenía que transformar, pese a todas esas acciones traumáticas realizadas en el pasado y que debían ser resueltas, para poder alcanzar mi objetivo vital.

Día 1:

Inicié la búsqueda de herramientas y elementos sólidos con los cuales armar las estructuras que me permitieran construir, las fases iniciales de aquel proceso de transformación. Fue una tarea ardua, sólo pude hallar muy pocas herramientas y esto me afectó un poco.

Con la obtención de los elementos sólidos me fue mejor, pero no bastaba tenerlos, había que saber manipularlos para poder convertirlos en algo positivo para el logro de mi objetivo.

Logré movilizarlos según lo planifiqué y esto no sólo me dio mas confianza, sino que avaló el rumbo que había elegido.

Pero me topé con algo que quería evadir a toda costa: Las consecuencias. Los errores pasados, me pasaban su factura de problemas irresolutos, de traumas y trastornos.

Luché, di todo lo que tenía, me esforcé a fondo y me concentre sólo en aquello, pero no pude lograrlo.

Ese día fallé, ni siquiera la ventaja de haber logrado manejar los elementos sólidos según lo planificado, contribuyó a que ese día la victoria estuviese de mi lado.



Día 2  :


Durante la noche había estado planificando el ataque de ese día, sabía que por doloroso y traumático que fuera, debía retroceder hasta donde fuese necesario para resolver cada uno de los problemas que estaban allí alojados.

Uno a uno fui ubicando los problemas, analizando qué los había generado y cómo se debían resolver, dejando en espera todo aquello que aún no se habían podido resolver, puesto que en la mayoría de las veces, la solución de un problema llevaba a la solución de otro, que se creía irresoluble. Y fue de esa manera como pude resolver todo aquello.

Pero así como una solución nos puede llevar a otra solución, también nos puede llevar a otro problema por resolver, cosa que nos es necesariamente mala y que muchas veces nos puede conducir a soluciones integrales.

Pero este no era el caso, el otro problema por resolver, era el fantasma mismo de mis propios miedos, ese que se alimentaba de las dudas e inseguridades, con las que me habían desgarrado el alma, desde que era sólo un niño.

Estos miedos, dudas e inseguridades, han logrado muchas veces, vencerme y obligarme a renunciar a ocupar el espacio real de lo que soy.

Pero aunque han habido ocasiones en que he vencido estos miedos e inseguridades, tampoco he logrado ocupar todo ese espacio, por aún no saber quién en realidad soy.

Dudaba de mi capacidad de establecer las proporciones y cantidades adecuadas de todos aquellos elementos que requeriría para logra llevar a cabo todo aquel proceso vital de transformación. Estaba espantado ante la posibilidad de fallar, de demostrar en realidad que no puedo y que nunca podré.

Pero ya estaba allí y retirarme era el equivalente a aceptar que no puedo y que nunca podré.
En principio pensé que debía ensayar estableciendo proporciones más modestas y compararlas con otros procesos similares de resultados positivos, el resultados de ese ensayo me daría los elemento de conocimiento necesarios para establecer las proporciones adecuadas para aquel proceso.


Día 3:

Ahora ya entiendo todo ese asunto de la adicción al control y esa lucha frenética por alcanzar el poder necesario para ejercer algún tipo de control que nos dé la seguridad de algo y cómo el conocimiento ha sido usado como una droga que nos hace sentir seguros.

Si el manejo del conocimiento no es autónomo del sujeto, sino que depende de un conjunto de sectas, que han encriptado el conocimiento para convertirlo en un arma masiva de control, el poder se convierte, entonces, en una droga destructiva que termina por corromper el alma de quien la consume.

Pero, al haber superado todos aquellos obstáculos e inconvenientes, el tipo de Poder que yo experimentaba era distinto, era el poder se saber quién en realidad se es y poder proyectarlo hacia tu entorno para que los demás reconozcan tu espacio propio y el valor y el significado de tu presencia en la realidad.

A este estado es al que yo propongo llamar un estado de realidad integral y justamente esta categoría la desarrollé una vez que fui a agarrar un codo plástico de los que se usan en las instalaciones de agua limpia y creí que tenía la mano cubierta por un guante de tela y la sensación  que tuvo mi mente la al tocar aquel codo plástico, pasaba primero por sentir la textura suave del guante y poco a poco, percibir la dureza del plástico.

Pero de pronto, a través del sentido del tacto, recibo la información de que no existe una superficie de tela entre mis dedos y el codo plástico y se da algo así como un conflicto de percepción entre lo que establece el sentido del tacto y lo que la mente desde  la convicción de otra realidad eligió sentir.

Todo aquello duró unos escasos segundos, pero me bastó para poder establecer que hay que entrenar la mente para que dialogue de una manera más flexible con la realidad y de esa manera nos permita una relación más dinámica y autónoma con el conocimiento, tanto el encriptado como el que yace en la realidad.

 Y hablando de realidad, ese asunto del codo plástico me ha hecho recordar quién en realidad soy yo: Soy un Constructor y en estos momentos estoy realizando las conexiones de aguas limpias a este baño que ya me ha dado muchos problemas, asi  que con permiso voy a ver si termino esto para seguir con otra cosa.



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